¡Hola andarines!
Hoy voy a recrearme en mi memoria y echar la vista atrás. Semana Santa de 2019. Os voy a contar mi experiencia al hacer un road trip en el que nada estaba planeado. Tan solo teníamos claro que queríamos llegar Cádiz. En esta ocasión la llegada a nuestro destino se alargó un poco pero mereció la pena. Es lo que tiene viajar sin itinerario, sin planes, totalmente improvisando… en este tipo de viajes es necesario abrirse a cualquier imprevisto y hacerse a la idea de que toda experiencia forma parte del viaje.. y de la vida misma.
Objetivo: Llegar a Cádiz y comer pescaito frito en la freiduría “Las flores”. Suena bien, ¿no?
¡Arrancamos!
Salimos temprano desde Alcalá de Henares rumbo a Cádiz y contemplamos la posibilidad de hacer parada en Mérida ya que nos pillaba justo a mitad de camino. De ciudad patrimonio a ciudad patrimonio. La cosa pintaba bien.
Mérida
Sábado. Llegada a Mérida. Hacía tiempo que Mérida estaba apuntada en mi cuaderno de destinos. Tengo que decir que no me defraudó, al contrario, es una de esas ciudades que te enamoran.
Su conjunto arqueológico es patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1993.
Mérida te traslada a otra época, a otros tiempos. Tuvo que ser una ciudad muy importante en época romana. Pasear por sus principales edificios es una gozada.
Mérida nos pareció una ciudad alucinante y con tantas cosas que ver que merecía la pena dedicarle una parada larga, al final, tapeamos e hicimos noche allí. Pernoctamos en la calle Publio Carisio, al lado del cuartel de la Guardia Civil. Un sitio muy tranquilo, sin ruidos. Con la furgo pasas desapercibido a la hora de dormir.
Ya por la mañana partimos de nuevo rumbo a Cádiz pero al pasar por Sevilla… teníamos que hacer una paradita.
Sevilla
Domingo. En Sevilla habíamos estado hace años y nos quedó pendiente la plaza de España. Si, ya lo sé.. como nos pudimos ir de Sevilla sin haber visto la plaza de España, jeje. Siempre es bueno tener una excusa para volver
Sevilla huele a azahar, al menos en el parque de María Luisa 🙂
Nuestra intención era pasear por la plaza de España, el parque de Maria Luisa, comer y seguir la ruta.
Cuando no tienes prisa y estas disfrutando del día lo mejor que puedes hacer es dejarte llevar, quedarte un ratito mas.
Hicimos noche también en Sevilla, nuestro destino se hacía esperar, como todo lo bueno. Lo mejor de viajar en furgo es que puedes dormir donde quieras. Hablo de dormir en Sevilla, el domingo de ramos y sin reserva previa. Claro que esta vez el sitio de pernocta no era para tirar cohetes, no siempre encuentras lugares idílicos. Pernoctamos en el Area de Autocaravanas de Sevilla. No está lejos del centro de la ciudad pero por la noche el camino da miedito.. solitario, poca luz y con mucha basura. Ojo que no os lo estoy recomendando…
Amanece de nuevo y volvemos a poner rumbo a Cádiz. Dejamos atrás Sevilla
El Puerto de Santa María
Lunes. Buscamos un camping cercano a Cádiz y dimos con el Camping Playa las dunas S Antón, en El Puerto de Santa María. Fué todo un acierto. Muy tranquilo. Tras instalarnos en la parcela salimos a pasear por la playa y decidimos pasar el día allí tranquilamente. La playa era para nosotros solos prácticamente..
El camping está muy bien, limpio, con todos los servicios y en primera linea de playa
Disfrutamos de un paseo por la playa y el puerto, vimos algún paso de procesión y cenamos por el centro tranquilamente. De vuelta al camping para dormir, vimos que había posibilidad de ir a Cádiz en catamarán y nos pareció una buena idea. Decidimos no mover la furgo del camping al día siguiente, salir temprano en catamarán y volver al final del día.
Cádiz
Martes. Tras desayunar, nos dirigimos rumbo al muelle del catamarán y emprendimos nuestro viaje vía marítima. Ya tocaba llegar a Cádiz, si señor.
¿Qué decir de Cádiz? ¿Qué decir de su luz? sus gentes, sus calles..
Hacía 16 años que habíamos estado en Cádiz. Por aquel entonces estaba embarazada de Hugo y cenamos con amigos en la freiduría “Las flores”. Teníamos que volver para comer pescaíto frito, en el mismo sitio, eso si, con Hugo ya crecidito. Fué toda una experiencia.
Apuramos hasta el último minuto, volvimos en el último catamarán. Se nos hizo breve… habrá que volver en otra ocasión.
Despedimos Cádiz con un bonito atardecer desde el mar
De nuevo en el camping escuchamos que el tiempo meteorológico empeoraba bastante para el día siguiente.
Arcos de la Frontera
Madrugada del miércoles. Después de unos días primaverales muy agradables el tiempo empeoró mucho, empezó a llover y hacía mucho viento. Entraba una borrasca por el sur. No lo pensamos dos veces, habíamos llegado a Cádiz y habíamos tenido unos días muy chulos, tocaba volver.
Otra ventaja de viajar en furgo es que no hay que recoger equipaje, arrancas y punto. Si la cosa se pone fea lo tienes fácil.
De vuelta a casa decidimos parar en Arcos de la Frontera, nos pillaba bien para comer y degustar su famoso abajao de espárragos.
La visita fue muy fugaz. Pese que todavía teníamos cuatro días libres por delante y que el tiempo meteorológico nos había hecho volver a casa, pensamos que habíamos tenido mucha suerte.
Habíamos disfrutado de unos días de sol intensos. Si, lo sé, a veces pecamos de exceso de optimismo, volvíamos antes de tiempo a casa. Tengo que admitir también que viajar con un adolescente no es fácil, se aburre con los pesados de sus padres y todo es un rollo… Hugo era el que mas ganas tenía de volver a su guarida con su ordenador… Cuando digo que viajar con un adolescente es difícil no os podéis imaginar hasta que punto… tenemos que pactar cualquier actividad y a veces agota. Echo de menos el agarrarlo de la mano y llevarlo donde yo quiera pero es lo que tiene la vida, los hijos crecen.
Bueno andarines, espero que os haya gustado nuestro road trip, es solo un ejemplo de cómo viajar sin planes… animaros a hacer vuestro propio road trip y a compartirlo
¡Salud y suerte!